La Terapia







Entiendo el espacio terapéutico como un lugar donde poder verse a si mismo desde otro lugar, con distancia, en compañía, y así poder entender y evolucionar.

Esta mirada hacia si mismo permite revisar las propias maneras de funcionar, el cómo uno/a se sitúa en el mundo y la vida, el cómo afronta y vive las dificultades y las alegrías. Y así tener la oportunidad de evolucionar aquellas formas que uno ve que son antiguas, eficaces quizás en el pasado pero no en el presente, formas que de una u otra forma en el momento actual causan malestar.

El espacio terapéutico ofrece un lugar seguro para ver y entender, y también para ensayar, para darse el permiso de probar nuevas y/o diferentes maneras de funcionar. Es un lugar donde ir desarrollando y fortaleciendo las herramientas de cada persona para vivir y enfrentarse a la vida de un modo cada vez más autónomo y satisfactorio.

Éste proceso, no necesariamente ha de ser una experiencia de esfuerzo y sacrificio. Puede ser un proceso con momentos de dificultad o dolor y también con momentos de fluidez y placer. Rescatando el goce por la vida transitaremos mejor por los momentos  complicados. Si la finalidad de este proceso personal es que cada cuál encuentre sus maneras de que el caminar en la vida sea más fácil y placentero ¿qué mejor que empezar a practicar en el propio proceso?

Para posibilitar esta mirada y este proceso de evolución creo necesario que el vínculo entre la persona que pide ayuda y la que la ofrece sea un vínculo real. El vínculo de confianza y respeto facilita que la persona pueda mirar y mirarse desde otro lugar, pueda escucharse, sentirse, entenderse, pueda perdonarse, permitirse, quererse y reconocerse. La confianza y el amor dan el encuadre para que se puedan dar los procesos de evolución y transformación.


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